Ranas (guisadas y rellenas) y dragones

Más conocido como los Jardines del Palacio de la Fortaleza Roja (Desembarco del Rey) para los fans de Juego de Tronos, el Arboreto de Trsteno es el arboreto renacentista más antiguo de Croacia. Construido por la familia Gucetic - Gozze en el siglo XV en su gran finca, el arboreto es ahora un monumento protegido, propiedad de la Academia Croata de Ciencias y Artes. Tanto si le gustan los jardines históricos como si no, es un lugar estupendo para pasear (sobre todo para escapar del calor del verano) y hay algunos lugares preciosos que visitar.
El gran estanque de nenúfares, presidido por la estatua de Neptuno, es precioso, al igual que el camino sombreado que bordea el palmeral. Camine hasta el pabellón de piedra que proporciona un marco perfecto para las impresionantes vistas de la costa (esta vista será muy familiar para los fans de Juego de Tronos), también eche un vistazo al acueducto que alimentaba de agua a la fuente, y al antiguo molino que alberga una prensa de aceitunas/uvas. Por último, no se pierda (¡sería difícil hacerlo!) los dos gigantescos plátanos orientales de más de 50 metros de altura, con enormes troncos de 5 metros de diámetro. Tienen más de 500 años.
Las entradas se pueden comprar en la entrada del recinto, pero tenga en cuenta que no hay cafeterías ni quioscos en el interior, por lo que es posible que quiera llevar sus refrescos.

No siempre es fácil encontrar un restaurante tradicional croata en este tramo de costa, pero Teta Olga es lo más auténtico que puede haber. Si te sientes aventurero, te recomiendo que pruebes la anguila o las ancas de rana: las puedes conseguir servidas de varias maneras, pero, si nunca las has comido antes, son particularmente buenas guisadas, ya que la carne puede ser un poco masticable.

Deténgase aquí para disfrutar de una increíble vista de la cascada Gubavica, de 50 metros de altura, que fluye hacia el cañón del río Cetina.

Aparque aquí para ir andando al hotel.

Se trata de un precioso hotel boutique, con una posición envidiable en pleno centro de la ciudad, con fabulosas vistas al mar y elegantes habitaciones. Regístrese antes de ir a pie al palacio.

El Palacio de Diocleciano es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y el "niño del cartel" de Split, pero no es un palacio en su sentido tradicional; es más bien una fortaleza. Pero tampoco es sólo una fortaleza. La mejor manera de describirlo es como un "museo vivo". Este enorme complejo romano, que alberga a unos 3.000 habitantes, constituye el esqueleto de la "Ciudad Vieja" y palpita con vitalidad. Es, literalmente, el corazón y el alma de la ciudad.
Construido por el emperador romano Diocleciano en el año 305 d.C. (justo a tiempo para su jubilación), el complejo fue construido para ser no sólo un palacio residencial, sino también una fortaleza militar y una ciudad amurallada, con las habitaciones palaciegas orientadas al sur separadas de los cuarteles militares del norte por una carretera (la actual Kresimirova). Se accedía al complejo a través de cuatro puertas: la de oro, la de bronce, la de plata y la de hierro; los pilares y arcos de piedra se conservan hoy en día; la de oro es, como es lógico, la más elegante.
Como muchos emperadores romanos, Diocleciano tenía gustos extravagantes e importó mármol de Italia y esfinges de Egipto (fíjese en estas esculturas de mármol negro junto a las puertas), así como piedra caliza blanca de la cercana Brac, para decorar su complejo. También quería entrar en su palacio a lo grande, por lo que el complejo se construyó en el paseo marítimo, con acceso directo al mar a través de la Puerta de Bronce.
La mejor manera de ver el "palacio" es caminar desde aquí hasta cada una de las cuatro puertas, a lo largo de las dos calles principales -Peristil y Kresimirova-, ambas repletas de bares, restaurantes y tiendas de recuerdos; son sólo un par de minutos a pie entre las puertas, pero camine despacio porque hay mucho que ver. No se olvide de mirar hacia arriba mientras camina porque lo mejor de la arquitectura romana se encuentra sobre estos edificios.

Debajo de este vasto complejo se encuentran las bodegas del palacio, que se utilizaban como almacén durante la época de Diocleciano. A diferencia del resto del complejo, el acceso a las bodegas es de pago, pero merece la pena verlo, sobre todo si crees en los dragones.
Una vez que haya atravesado las tiendas de recuerdos, se encontrará en una estructura laberíntica de habitaciones y pasillos. Aquí es donde Daenerys Targaryen (de Juego de Tronos) guardaba su cría de dragones cuando estaba en Meereen. Si no has visto nunca la serie de televisión, imagínate a unas bestias gigantes, escamosas y devoradoras de fuego que se enfrentan a ti cuando entras en una de las oscuras habitaciones.

Desde criaturas gigantes y reptiles hasta anfibios disecados, Froggyland demuestra que, a pesar de su estatus en la UNESCO, la ciudad no se toma demasiado en serio. Puede que esta atracción no sea para todo el mundo, pero a mí me encanta. Es una de las exposiciones más extrañas, intrigantes y totalmente disparatadas en las que he estado. En esencia, se trata de una colección de dioramas con sapos disecados (no sé por qué se llama Froggyland) en los que cada vitrina cuenta una historia diferente.
Creado por un taxidermista húngaro entre 1910 y 1920, cada escena está bellamente elaborada con una increíble atención al detalle. Mi favorita es la fiesta del pueblo en la que varios sapos bailan juntos, se emborrachan y hacen música. Si se fijan bien, verán que un sapo se acerca a una pareja de sapos que bailan con un cuchillo apenas disimulado. ¿Un amante celoso, quizás?

No soy vegetariana pero me encanta la buena comida, con o sin "animal" y este lugar hace unas pastas y risottos súper sabrosos. Además, el interior está bellamente decorado con árboles y ramas y me hace sentir un poco como si estuviera sentado dentro de un libro de cuentos infantiles.

Vuelve a caminar por la Riva (paseo marítimo) para disfrutar de una impresionante vista del palacio iluminado por la noche.