En algunos de los sitios web que venden excursiones y entradas a museos, podrá encontrar fácilmente el recorrido que le permitirá saltarse las enormes colas de entrada a las principales atracciones. Nosotros tomamos el que incluía un acceso anticipado a la Capilla Sestina y a los museos del Vaticano. Nos encontramos con nuestro guía cerca de un café situado no muy lejos de la estación de metro Ottaviano. Nos acompañó a la Capilla con otros pocos grupos, media hora antes de que accedieran todos los demás turistas. Luego exploramos los museos por nuestra cuenta y sólo había unas pocas personas. Cuando salimos, nos sorprendió. Toda la gente estaba de pie fuera, en una cola de unos 2 km. Pobre gente...

No soy un gran aficionado al arte histórico, pero esto... ¡es simplemente asombroso! Podría haberme quedado allí durante horas para comprobar cada detalle de esta magnífica obra maestra de Miguel Ángel en su interior. Los colores, las formas y los paisajes representados son increíbles.

Hay muchas cosas que ver dentro. Un museo muy grande que exhibe colecciones de diferentes cosas que fueron recogidas por los papas a través de los tiempos. ¿Sabías que incluso tienen su propio euro en el Vaticano? Es casi igual que el dinero original, pero con la imagen del Papa sobre sí mismo.

Otro lugar donde verás una enorme cola de gente que quiere entrar. La entrada es gratuita, pero ¿realmente vale la pena? Nosotros compramos una entrada especial por internet que nos permitió pasar por una entrada independiente donde solo había unas pocas personas. Si no estás cansado, asegúrate de pagar algo de dinero extra y sube las escaleras. Un ascensor te permite subir un poco, pero los últimos cientos de escalones hasta la cúpula tendrás que hacerlos por tu cuenta. Una de las mejores vistas de Roma se abre desde la cima.

Este es el lugar al que no pudimos entrar ayer. Para comer, conseguimos dos últimos asientos que estaban disponibles. Fue la comida más increíble que he probado. ¡La lasaña es algo fuera de este mundo! Sólo el filet-mignon de un restaurante neoyorquino con 2 estrellas Michelin podría competir con ella.

¡El postre! Una heladería muy antigua en la que primero hay que pagar la cantidad que se quiere obtener y luego se la entrega el especialista en helados. Decenas y decenas de sabores. Te recomiendo que no pruebes los sabores afrutados ya que no son tan sabrosos.

Por supuesto, no podíamos dejar de visitar la escalinata más famosa de la ciudad: la Escalera de España.

Un museo interactivo muy interesante en el que se puede aprender más sobre las obras de da Vinci y tocar literalmente la mayoría de ellas para ver cómo funcionan. ¡Puedo decir que este tipo seguramente ha venido del futuro, ya que no hay otras explicaciones de cómo creó todas estas increíbles máquinas!

Pasamos la tarde en los jardines Borghese paseando y tomando café y vino en el café local. Este es el mayor parque público de Roma, donde a los lugareños les encanta pasar el tiempo.

Para cenar, tomamos un taxi hasta el moderno barrio de Trastevere. Hay muchos lugares increíbles para comer, beber o simplemente pasear. Decidimos empezar con unas cervezas junto con algunas de las sabrosas opciones del menú.

Puedes elegir cualquier bar de la zona para sentir el ambiente local. Nosotros hemos elegido los insólitos chupitos de chocolate. Hacen pequeños vasos de chocolate en los que se vierten diferentes licores.

La Fontana di Trevi está demasiado llena de gente durante el día, por lo que el mejor momento para verla es a última hora de la tarde o a primera hora de la mañana.